Cuando Robert Kennedy visito Japón fue a una demostración privada en el Dojo de Shioda y socarronamente comento que se veía bien el asunto pero dudaba que Shioda pudiera aplicar sus técnicas a sus guardaespaldas. Así que escogieron al más fuerte y grande para hacer un ejercicio de kokyuoho. Shioda lo controlo con extrema facilidad y contundencia y el guardia alego que no había desayunado.
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