domingo, 15 de diciembre de 2013

Cuando alguien nos hace daño o nos agrede


Tomado del muro: Portal de Terapeutas de Luz.

PERDÓN Y RESPONSABILIDAD PERSONAL

Cuando alguien nos hace daño o nos agrede, experimentamos dolor, enojo, rabia, frustración, impotencia, sensación de injusticia, etc. Aunque estas emociones son muy fuertes, la mayoría de las veces elegimos quedarnos con ellas porque nos dan una especie de beneficio o ganancia.

Vamos analizar estos beneficios, pues al analizarlos conscientemente, pueden ayudarnos a soltar situaciones que nos han mantenido atrapados durante mucho tiempo:

1. Un efecto de poder, tu enojo te da fuerza, seguridad; al mantenerlo evitas sentirte débil o vulnerable.
2. Te sientes a salvo; el enojo te ayuda a distanciarte del problema y sentirte seguro.
3. Afirmar que tienes razón; permanecer enojados es una forma de recordarle a los otros que tú estás bien y ellos están mal.
4. Culpar, continuar con el sentimiento de rabia genera culpa en el otro y este hecho, de algún modo te ayuda a sentir que eres mejor que el otro.
5. Ser la víctima; este papel es tramposo, pues logra que sigan teniendo consideraciones contigo.
6. Seguir unido a alguien de tu pasado, por ejemplo, si te separaste de tu ex esposo (a) o pareja, pero continúas enojado con él o ella, esta actitud es una manera de no romper el vínculo a nivel mental y emocional.

El enojo que experimentamos termina por transformarse en resentimiento; de hecho, esa palabra significa volver a sentir lo sentido.

Y es justo en este momento cuando necesitamos armarnos de valor y decidirnos a soltar y perdonar, ¿cómo hacerlo?

La decisión de perdonar surge cuando dejamos ir todas estas ganancias y aceptamos cambiarlas por perdón y aceptación de lo sucedido; finalmente, la visión que tenemos de una situación es solo una percepción y si la cambiamos pueden modificarse las emociones que sentimos hacia ella.

Estas son algunas sugerencias para trabajar con la aceptación y perdón de lo ocurrido:

1. Conocer y entender la historia del otro; ¿qué hay en la historia de esta persona que la pudo haber llevado a actuar así? ¿qué pudo haber sucedido en su pasado, qué miedos o temores alimentan su conducta al grado que terminó por hacer este daño?
2. Recordar que no vemos las cosas como son, sino como pensamos que son y como somos nosotros. Enmarcamos la realidad de acuerdo con lo que tenemos dentro. La percepción que tenemos de una situación dolorosa es un espejo donde reflejamos nuestro sentir; no es un hecho.
3. Nosotros podemos elegir lo que pensamos o interpretamos de alguna situación; ¿esta manera de pensar me trae paz y felicidad? ¿de qué forma trato a los demás cuando pienso así? ¿cómo respondo ante la vida cuando pienso así?.

El proceso del perdón pasa por varios pasos:

1. Shock y negación
2. Enojo
3. Tristeza
4. Aceptación
5. Trascendencia

Trascendemos cuando le encontramos un significado mejor a la situación: ¿qué aprendí en ella, en qué me hizo crecer, cómo me hizo más fuerte?

El perdón es un proceso que toma tiempo recorrer y requiere mucho valor y amor. Termina volviéndose un estilo de vida, pues implica dejar el papel de víctima y hacernos responsables de nuestra vida y de las elecciones que hacemos día a día.

Al responsabilizarnos por la calidad de creencias y pensamientos que generamos en nuestras mentes, dejamos de permitir que los juicios y prejuicios inunden nuestras relaciones.

Todas las situaciones negativas las podemos aprovechar para transformar lo negativo en positivo y crecer a partir de ellas; podemos descubrir que la existencia nos da la oportunidad de trascender nuestras limitaciones, ser más fuertes, amorosos, sabios, compasivos y más creativos de lo que pensamos que éramos o podríamos llegar a ser.

Cuando nos damos esta oportunidad, la sensación que siempre resulta y permanece es la de liberación.

El Artículo base fue escrito por Angie Bilbao, Marie Clarie, Junio 2013; lo modifiqué para facilitar su lectura y comprensión.

Con cariño,
Caridad Kenamsi,
www.almaycolor.org

No hay comentarios.: