domingo, 13 de octubre de 2013

El sentido de la practica

El problema de entender el sentido de la práctica no es fácil. He visto practicantes experimentados y competentes, que en la expresión de su técnica son más bien rudos, hablar con arrogancia del amor y la armonía. Aquí puede ser simplemente que su nivel de desarrollo les permita ver cosas que yo no veo y mi critica es más una muestra de mi ceguera.

Hay un incidente, fundamental por cierto en la concepción del Aikido, que nos puede iluminar en esta cuestión. Después de practicar con Takeda Sokaku, Ueshiba abrió un dojo, esto antes de que el Aikido como tal estuviera completamente conceptualizado, o  inclusive, concebido. Paso por ahí un militar que se sintió ofendido por lo que percibió como arrogancia por parte de Ueshiba al ofrecer una variante sobre las enseñanzas de Takeda.

Así que decidió darle una lección al descarado de su condiscípulo. Entro al dojo y amablemente reto a Ueshiba a un duelo con sables. Ueshiba acepto pero le dijo al militar que no usaría arma alguna. Esto encrespó más al militar que advirtió una vez más que la cosa iba en serio y que si Ueshiba se negaba a defenderse como quiera lo iba a matar.

El militar hizo su mejor intento por lastimar al maestro y este ni siquiera lo toco. Cuando por fin se canso el soldado, se disculpo y pidió su admisión al dojo. Después del incidente, Ueshiba se retiro al jardín a descansar donde experimento una revelación mística.

¿En que consistió exactamente esta experiencia mística? Es imposible decirlo, aún si la reprodujeramos, que no es el caso, seria imposible transmitirla. Solo se puede vivir individualmente. Aparte del hecho general de que a través de la búsqueda de la perfección en cualquier actividad se puede crecer como persona, el aprender técnicas para lastimar o controlar, o si se quiere para no ser lastimado o controlado, no es un método particularmente propicio de desarrollo espiritual.

Gandhi recomienda abandonar el consumo de carne en la búsqueda del ser mejor pero advierte que el ser vegetariano en si mismo no quiere decir entender el sentido de la paz. De manera similar, aquel que ha estado en peligro mortal o ha causado destrozos y desasosiego, en algún momento de su vida puede llegar a una encrucijada donde súbitamente vea las cosas con naturalidad y claridad. Pero el usar sus ropas, imitar sus gestos, o copiar sus técnicas no nos va permitir repetir su experiencia.

Un elemento es que Ueshiba percibió claramente la intención del visitante desde que entro al dojo y ocultaba sus intenciones de lastimar y decidió de manera pro activa no lastimarlo y mostrarle el camino de la paz.

Otro elemento es que Ueshiba acepto la muerte gratuita e insensata de manera absoluta e incondicional. Era mucho más sencillo y seguro incapacitar inmediatamente al militar que mostrarle el camino de la paz.

Otro elemento es que en cada uno de los ataques del militar, la verdadera iniciativa la tenía Ueshiba y terminaba en posición de control, y si no lo incapacitaba o mataba era por plena y clara auto restricción. Esto claro, es una suposición mía bajo el precepto de que en combate, tener la iniciativa es razón necesaria y suficiente para ganar, y si Ueshiba domino la situación desde el principio hasta el fin, siempre debió conservar la iniciativa. El Aikido no es reactivo, solo parece serlo al ignorante.

Ueshiba llego a ese estado de conciencia superior a través de la práctica del Budo, y a través de la practica de Budo quiso ayudar a otros a seguirlo, no porque sea El Camino, sino sencillamente porque era El Camino que el andaba.

Es cierto que cada uno y cada cual debe seguir su camino, pero eso no debe ser excusa para transgiverzar o trivializar el camino. Ver el Aikido como un catalogo de técnicas suavezonas para controlar borrachos es un visión muy limitada y desafocada del legado de un gran hombre.

Ueshiba insistio mucho en que el Aikido debe preservar la esencia del Budo y no ser practicado como un deporte. No porque el deporte sea malo, o inclusive inferior, sino porque son caminos que van a lugares distintos. El deporte es competencia. El Aikido es unión. El deporte es ganar y prevalecer. Budo es aceptar el bien morir.

El Aikido (合気道) es Budo (武道) pero no nos podemos sustraer del contexto social. No es lo mismo practicar artes marciales como un joven aristócrata con aspiraciones a una carrera militar en un imperio en expansión en un dojo (道場) al que solo se puede entrar bajo recomendación que ir a un centro comunitario a socializar haciendo alguna actividad física después del trabajo.

En el Japón de los 1930s morir en el dojo durante la práctica era un riesgo razonable y socialmente aceptado. De la efectividad del entrenamiento dependía la vida del soldado imperial. Aunque seguramente no se practicaba con hoja viva todos los días o todo el tiempo (en los videos se pueden ver bayonetas de madera), definitivamente la practica con armas reales era una posibilidad al entrar al dojo y las practicas eran intensas y orientadas al combate militar cuerpo a cuerpo.

Después de la guerra la situación cambio. La justificación práctica del uso de armas vivas se perdió, aunque su uso continúo todavía, los accidentes inevitables cuando practicantes de distintos niveles de competencia y concentración usaban armas vivas terminaron por inducir su prohibición en los dojos de Aikido.

Aparte del aspecto social, Ueshiba mismo era otro. Cambio a los ambiciosos aristócratas de Tokio por los sencillos campesinos de Iwama (岩間), que se inscribían en el dojo, algunos, para tener donde comer. El sentido de la práctica de Aikido, se volvió difuso, misterioso. Las palabras del maestro (翁先生) un enigma.


Cuando estaba en el ITESM, un estudiante me hizo una pregunta, exactamente que no recuerdo, pero comente que el Aikido se manifestaba en tres niveles: físico, mental, y espiritual. La verdad, sin tener plena conciencia de lo que estaba diciendo. A la siguiente clase, se presento el estudiante, un poco después de empezar, con una guitarra. Pude percibir claramente su intención de ponerse a cantar para ayudarnos a salir de nuestros errores paganos.

Afortunadamente para todos, a la hora de la verdad le falto el coraje de sus convicciones y simplemente se retiro en silencio después de observar la práctica por un rato. La siguiente semana me explico que había estado involucrado con los Rosacruces, lo cual le había causado mucha confusión y conflicto interior y que ahora que había reencontrado a Dios mi mención de espiritualidad lo había espantado sobremanera ya que no quería involucrarse nuevamente con cultos místico-religiosos.

La palabra Aikido ha sido secuestrada por muchos, desde los que tienen algún grado de asociación con su historia, linaje, e ideas hasta los viles piratas oportunistas. En consecuencia el termino Aikido no tiene un significado preciso.

En términos de lo que Ueshiba entendía por Aikido, su sentido profundo y último se lo llevo el maestro con el a su tumba, pero el mensaje básico esta documentado:
  • Vive en armonía contigo mismo y con lo que te rodea.
  • Primero trabaja en ser mejor persona tu mismo, luego en ayudar que los que te rodean, y finalmente en contribuir a un mundo mejor.
  • Pon atención a las necesidades de los demás, en la medida de lo posible y en contexto del bien común, ayúdalos a satisfacerlas.
  • Tú eres una manifestación de Dios y debes buscar conectarte con tu naturaleza divina.

Para Ueshiba, la practica diaria si era una experiencia mística-religiosa. Pero una cosa es el mensaje de Ueshiba y otra distinta las interpretaciones de sus distintos alumnos que se encargaron de difundirlo y expresarlo. La variedad de interpretación no es solo por las diferencias de temperamento y espiritualidad entre los individuos involucrados. Más aún porque el Aikido no es es un un conjunto estático y bien definido de preceptos sino una nube difusa y dinámica que fue cambiando y tomando diferentes formas en la vida del Maestro. Las ideas y métodos de entrenamiento a los que fueron expuestos aquellos que practicaron con el Maestro en los 1930s son otra realidad distinta y casi desconectada a las enseñanzas de los 1960s.

Por ejemplo, para Shioda, que se formo en los años de la segunda guerra mundial, de la cual fue veterano con experiencia en el frente de batalla, el Aikido es Bujitsu, un método de combate. Debido a la diferencia básica de interpretación, Shioda se separo y formo su versión de Aikido, Yoshinkan Aikido, el cual forma parte de la curricula de entrenamiento de las policías y fuerzas armadas japonesas. Otros, como Tohei, se enfocaron en aspectos internos de desarrollo de la energía vital o ki.

La Asociación de Aikido se quedo con aquellos que no tenían una visión clara y definida que pudiera entrar en conflicto con la línea oficial. La necesidad de crecer y sustentar una base regular de participantes ha echo que consideraciones mercadotécnicas tomen precedencia en la manera de como se presenta el Aikido. Sin llegar a ocultar o negar el significado espiritual que Ueshiba le daba a la practica, este se desenfatiza y se presenta el Aikido como una experiencia estética, de higiene mental, religiosamente neutra. Esto no es falso, pero ... ¿Cual es la esencia del Aikido y el propósito de su practica?

Entre las apologías comunes que uno puede encontrar en Internet en el material introductorio de centros de práctica que se autodenominan de Aikido las omnipresentes son racionalizaciones de la supuesta inefectividad del Aikido y el aparente sentido religioso de la rutina de práctica.

En la cuestión de la efectividad, hay alguna variedad dependiendo del temperamento del instructor entre:
No pero si; Si pero no; Depende; Solo para controlar gente (locos, borrachos, familiares neuróticos, etc.) sin lastimarla.

En la cuestión de la religiosidad hay unanimidad: Claro que no, es simple cortesía a la japonesa. Esto ultimo es, según quien lo exponga: Un verdad a medias; Una mentira; Un mal entendido.

El sentido de la practica es en el ultimo análisis un asunto estrictamente personal.

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